Una biblioteca personal es un espacio que irradia suspense, andar en ella es como invadir, en parte, algo secreto o muy reservado de su propietario. Hoy me he encontrado con este vídeo documental de la Fundación Juan March, entidad que ha adquirido la biblioteca del escritor Julio Cortázar.
La asociación de una biblioteca con su dueño es tal que llega a ser parte de su vida, como dice Paz Fernández, directora de la Biblioteca/Centro de Apoyo a la Investigación de la Fundación. No son elementos muertos de un bodegón, pues en ellos hay anotaciones, tickets de metro, dedicatorias, invitaciones, recortes de prensa y hasta flores en ‘Las flores del mal’, de Baudelaire.
Para los adoradores del padre de Rayuela la visita es obligada para llegar al éxtasis literario al poder ver y tocar ese libro que un día estuvo en manos de Julio Cortázar y que igual fue comprado en uno de los muchos puestos de libros que hay en el muelle del Sena, entorno de París al que era adicto y que podemos ver en la foto que acompaña a estas líneas. ¡Qué sensación!
Ramón Alfil
Cadena de lecturas y espacios
