Desde el punto de vista psicológico hacer frente a un resultado médico de este tipo puede llegar a resultar complicado, dependiendo de los recursos personales de cada uno y de la forma en la que han podido ocurrir los hechos. La manera de afrontar dependerá de nuestra condición personal previa y los problemas que puedan asociarse a la misma. Estos no serán los mismos si se tiene o no pareja estable, si se ha tenido un encuentro esporádico voluntario o una situación forzada no deseada, o si se trata de una relación extramatrimonial. La etapa evolutiva en la que se encuentre la persona, también es un factor de influencia, la edad y madurez pueden variar la forma en la que se gestione la situación. La gravedad o posible tratamiento de la patología también es un factor condicionante en la gestión de lo ocurrido.
En la mayoría de los casos el diagnostico de una ETS viene acompañado de vergüenza, incertidumbre, frustración, rabia, desconocimiento, identidad sexual...
Las condiciones en las que se produce son sesgadas por el estigma social imperante, lo que imposibilita una comunicación abierta del problema y con ello la persona afectada aun percibe menor apoyo de su entorno familiar/social. El sentimiento de soledad puede llevar a la percepción errónea de que nunca podrá rehacerse de nuevo una vida satisfactoria, pudiendo incluso provocar ideación suicida o intentos autolíticos. En algunas ocasiones es mayor el estigma que la gravedad de la enfermedad. Debido a la gran desesperación y culpa que se puede llegar a desarrollar durante este proceso, según haya podido ser el escenario y las condiciones en el que se produjo el contagio será preciso contar con apoyo.
Además del tratamiento médico que precise la enfermedad contraída, según sea su cronicidad o gravedad, no hay que descuidar los problemas psicológicos que se pueden desarrollar de una descuidada o inadecuada gestión de la patología a nivel emocional. Con el tiempo esta carencia puede derivar en ansiedad, estado de ánimo deprimido, falta de motivación, desvalorización, baja autoestima, futuras relaciones de pareja limitantes…etc.
Otra de las dudas que genera mayor motivo de consulta es el cómo informar a nuestra pareja o futura pareja de ello. En consulta siempre aconsejo ser sincero y directo, explicarnos de forma natural. Hay que enorgullecerse de nuestras intenciones al mantener esta conversación tan valiente con nuestra pareja actual o futura, ya que estamos protegiéndole con ello. A pesar de ser un tema difícil para la persona que lo sufre, afronta la situación desde la valentía porque el otro le importa y la relación que tiene o puede llegar a tener también. Aceptando con ello la responsabilidad que conlleva el contagio y transmitiéndosela a la pareja.
Las dudas que aparecen después de esta valiente conversación suelen generar en la persona afectada muchas incertidumbres, sobre las decisiones que tomará el otro a partir de este momento. No debemos presionar al respecto, sería acertado dejar algo de espacio para que pueda reflexionar sobre todo lo que le hemos expuesto y contestar a sus dudas en la medida de nuestros conocimientos, e incluso buscar información profesional juntos.
También puede darse la situación en la que se descubre al mismo tiempo la infidelidad y la posibilidad de padecer una enfermedad de transmisión sexual, teniendo que hacer frente a ambos escenarios a la vez.
Este artículo sólo muestra algunas pinceladas de una situación que se produce mucho más de lo que imaginamos. Su pretensión es concienciar en la medida de lo posible y hacer saber que sea cual sea el papel que nos toca vivir en situaciones difíciles siempre podemos contar con apoyo profesional que nos pueda orientar y ayudar a enfrentar los estados que pueden acompañar a todo el proceso de superación de las dificultades.
Silvia Ortiz Gracia - Psicóloga Clínica y Forense
* Silvia Ortiz Gracia es colaboradora de El Ateneo de los Amigos de Larra. Su espacio aquí.
* Silvia Ortiz Gracia es autora del espacio web Continúa Mente
Fotografía: Geralt (libre de derechos)