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20 febrero 2021

Escríbeme despacio que tengo prisa


Que un diario llevara por cabecera el nombre de El Español me transportaba a Larra. Era un buen inicio para seguir desde su nacimiento a El Español de Pedro J. Ramírez. Este periódico digital es acompañante perpetuo, a diario, en mis desayunos desde 2015. No concibo un desayuno sin prensa.
Hoy, viendo el vídeo que acompaña a estas líneas he reflexionado sobre la prisa, la rapidez, la velocidad por ser siempre el primero que ha escoltado siempre al ser humano... Hasta Dios, según cuenta el Génesis, hizo el mundo en seis días.
Siempre he preferido una información bien contada que una información rápida. Esta última suele generar vicios ocultos que, además, agrava la situación si va emponzoñada con una ideología, la que sea. Afirmaba Séneca que no puede haber orden cuando hay mucha prisa.
Eduardo Soleriestruch, un escritor al que tuve el placer de conocer, decía que la velocidad no es ningún mérito, ya que hasta una tortuguita puede alcanzarla con solo que la dejemos caer desde arriba de un campanario.
Ramón Alfil
En lo mejor de lo peor...

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