Entre los titulares de esta mañana (el día que fue escrito este texto) , hay uno que indigna: “El autor del primer atropello mortal en patinete eléctrico afronta el pago de una multa”. Ha tronado, vamos a ver si alguien se acuerda de Santa Bárbara, Dirección General de Tráfico incluida. De momento, el autor del atropello se va a tener que enfrentar a un juicio por un delito leve de imprudencia, hecho que hará, si sale condenado, que se libre de la cárcel.
El conductor era un joven de 19 años, en el patinete iban dos “pasajeros” que fueron a impactar con Berta, una anciana de 90 años que paseaba con la ayuda de un andador.
Me temo que las cosas han cambiado mucho desde la Edad Media; hoy, aquel derecho de pernada que en la actualidad resultaría una aberración y hasta impensable, se emplea en nuestros días como frase hecha de abuso de poder. Eso es lo que tienen en la actualidad los patinetes y bicicletas en nuestras ciudades: ¡poder! Y disponen de él ante la evidente falta de mano dura de quien debería aplicar las ordenanzas municipales y mira hacia otro lado.
Ante la pasividad de quien no debería tenerla, muchos viandantes están sufriendo una humillación vial a diario por las caprichosas maneras de conducir habitual de bastantes descerebrados. Muchos empezamos a despreciar al patinete o a la bicicleta, es una reacción de inmediatez humana más corriente que la de despreciar al desahogado que los conduce. Y que me perdonen las personas civilizadas que conducen patinetes y bicicletas, esto no va con ellos.
Ramón Alfil
En lo mejor de lo peor...
