La ciudad de quince minutos es un nuevo concepto urbanístico difícil de definir con consenso. La idea básica es la de crear vecindarios en la que sus habitantes tengan todo lo que necesiten en un paseo de quince minutos. La controversia viene cuando esos quince minutos deben ser andando, bicicleta o patinete. Independiente de todo ello, se produce un cambio en el diseño de las ciudades en el que prima la movilidad al acceso. Es decir, ya no se pretende vertebrar toda la ciudad sino en hace que sea innecesario realizar desplazamientos fuera de la zona con un diseño totalmente descentralizado. Este diseño está ganando tantos adeptos como detractores que se preguntan cómo es posible distribuir servicios públicos en zonas de diferente densidad. La zona en la que uno vive puede convertirse en un limitador económico. Si realmente esta es la idea hará que existan ciudades más inclusivas o con mayor desigualdad. La idea de la ciudad, desde tiempos remotos, era la de prosperidad; la gente solía ir a la ciudad para encontrar mayores oportunidades, lo que significaba abandonar sus raíces en pro de un futuro mejor.
Los arquitectos urbanistas deberían recuperar el espíritu de antaño para que mejore la vida de sus habitantes. Una ciudad debe ser lo que quieran sus habitantes y tengo la sensación que, por desgracia, parece que las ciudades sólo las habitan aquellos salidos de las urnas. Mala cosa.
Marino Baler
* Marino Baler es colaborador en el Ateneo. Su espacio, aquí.
* Marino Baler es autor del blog "Pensamientos y más cosas".