Traduce cualquier entrada a tu idioma

Mostrando entradas con la etiqueta Literatura. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Literatura. Mostrar todas las entradas

11 agosto 2025

La vida es como el mar, siempre en movimiento

En lo alto de unos peñascos, junto al mar, un abuelo y su nieto se sentaron juntos, sintiendo la brisa marina y el olor a agua salada que llenaba el aire. Desde allí, podían ver ese lienzo azul extendiéndose hasta donde la vista alcanzaba, con sus olas rompiendo suavemente contra las rocas produciendo ese característico redoble sostenido que deja un brillo plateado de espuma en su rebote.
El abuelo, con su rostro tallado por arrugas y marcas que contaban historias de muchos años, miraba el horizonte con una sonrisa nostálgica. Sus brazos y piernas, alguna vez fuertes y firmes, ahora mostraban las huellas del tiempo; sus manos huesudas y deformadas, ya no le permitían bajar con soltura hasta el agua para pescar sargos, como solía hacerlo años atrás. Era consciente de su decadencia.
—¿Sabes, pequeño? —le dijo con voz suave y calmada—. Antes, bajaba por esas rocas con tanta facilidad que parecía un gato. La pesca de sargos era una de mis aficiones favoritas. Me gustaba sentir cómo el agua fría tocaba mis pies y escuchar el canto de las gaviotas. Pero ahora, las cosas han cambiado un poco.
El nieto lo miraba con atención, algo perplejo.
—¿Por qué ya no puedes bajar, abuelo? —preguntó con curiosidad.
El abuelo sonrió con ternura y le acarició la cabeza.
—Porque el cuerpo, hijo, envejece. Ya no tengo la misma fuerza en las piernas ni la misma agilidad. Tengo miedo de caer y lastimarme, y no quiero que algo así arruine todos los momentos hermosos que he vivido en esas mismas rocas. Es difícil aceptar que, con el paso del tiempo, uno se va deteriorando. Pero eso no significa que deje de disfrutar de lo que aún puedo hacer, o que deje de querer estas aventuras.
El niño se quedó en silencio, triste, notaba en su abuelo cierta decepción por la pérdida de vigor; pero, su bisoñez no percibía que los cambios de la vida se pueden aceptar con valentía y, más, si se tienen ganas de vivir y propósitos.
El abuelo, dándose cuenta de su pena le sonrió y le dijo:
— La vida es como el mar, siempre en movimiento. Y aunque a veces nos sintamos más frágiles, lo importante es seguir disfrutando de cada ola, de cada momento, y entender que en el paso del tiempo también hay belleza y, sobre todo, sabiduría. No tengas miedo, porque en cada arruga y marca hay una historia que contar y, en cada momento, una oportunidad para seguir teniendo ilusión.
Y así, acompañados por el infatigable ruido de las olas al golpear sobre las rocas, quiso explicarle que la voluntad de hacer cosas, aunque se vaya camino del ocaso, nunca termina, solo cambia de forma.
Ramón Alfil
Foto: Ramón Alfil

31 julio 2025

La madre que quiso cambiar el día de su muerte por un día de su vida

Mucha literatura epistolar se caracteriza por una peculiar carga emocional. Es el caso de "Carta de una madre", un relato breve que circula ampliamente por las redes sociales, conmoviendo a miles de lectores con su emotiva narrativa. Sin embargo, la identidad de su autor o autora permanece desconocida, un misterio que genera frustración y enojo a partes iguales.
He dedicado horas a la búsqueda infructuosa del creador de esta pieza, explorando diferentes bases de datos, foros literarios y páginas web especializadas. La falta de información es sorprendente, especialmente considerando la popularidad del relato. La ausencia de un autor reconocido abre la puerta a una problemática extendida en el mundo digital: la apropiación de contenido.
Es alarmante observar cómo muchos usuarios comparten "Carta de una Madre" atribuyéndose la autoría, generando una cadena de viralización injusta por la omisión de su creador/a. Esta práctica no solo es éticamente cuestionable, sino que también perjudica al verdadero autor, quien se ve privado del reconocimiento y los posibles beneficios de su trabajo. La falta de atribución adecuada es una forma de plagio digital, un acto que merece ser denunciado y combatido.

Aquel que utiliza la inteligencia artificial
para escribir sin indicarlo es un farsante literario


Considero un farsante literario a todo aquel que utiliza la inteligencia artificial para escribir sin indicar el uso de esta; así como a aquel que utiliza textos como propios para alimentar el ego ante sus conocidos en redes sociales.
Si algún día se descubre al autor o autora de "Carta de una Madre", será una victoria para la justicia literaria y un recordatorio de la importancia de proteger el trabajo creativo en el mundo digital. Hasta entonces, invito a todos a unirse a la búsqueda y a denunciar cualquier acto de plagio que se encuentre.
Vamos al fundamento de esta entrada, que no es otro que la lastimosa carta de una madre a su hijo. Agita a la reflexión, mueve a la desolación y, a la vez, es una fuente de ternura por su delicadeza. 
Lo que voy a decir tendrá muchos detractores, quizá por falta de entereza ante un principio o regla que se considera constitutivo a la naturaleza humana, y que se manifiesta como un comportamiento bastante generalizado: los padres son esos seres cercanos que cada vez son más innecesarios.
Ramón Alfil

Carta de una madre


"Hola hijo, te escribo para proponerte un trato, lo he pensado mucho y nos convendría a los dos, pero no te voy a obligar a que lo aceptes, pero déjame explicarte de que trata:
No te pongas triste, pero todos algún día vamos a dejar este cuerpo, algunos antes, otros después, pero a todos nos llegará la hora, estoy segura de que ese día tú estarás muy triste, ya te veo con tu ropa de luto, para despedirte, con una corona de rosas, o tal vez un ramo de girasoles.

26 julio 2025

La gaviota amiga

Eran esas horas del día en las que el sol comienza a fundirse con el horizonte, cuando los colores del cielo y del mar se confunden en una sola paleta de azules y anaranjados. Sentado sobre una roca, tibia aún por tantas horas de sol, con los pies colgando y la mirada perdida, él coexistía con ese regalo natural que tenía frente a sí. No pensaba, no buscaba, no esperaba. Solo contemplaba... A veces, la vida es así de generosa.
La quietud y el susurro cadencioso de las olas, con sus crestas espumosas, golpeando las piedras erosionadas por la percusión constante del oleaje durante años era lo más parecido a una levitación para aquel apasionado del mar.
A lo lejos, un velero y un barco mercante aparentaban dos juguetes; de cerca, el tintineo y vaivén del agua; en el cielo las nubes no parecían tener prisa, se movían con extrema lentitud como no queriendo perderse el vuelo de una gaviota solitaria, de alas largas y cuerpo elegante que dibujaba una curva perfecta en el aire. Planeaba con una calma maestra, como si la gravedad no tuviese dominio sobre su cuerpo. Giraba apenas con las puntas de sus alas, en movimientos amplios y lentos, dejando al viento decidir su curso. Desde su altura, el mundo debía parecer un tapiz en movimiento: la superficie del mar, rizada y las sombras de los peces más pequeños escapando en bancos bajo el agua.
La gaviota giró una vez más sobre sí misma, midiendo, calculando. Entonces, en un gesto lleno de intención, plegó sus alas como una lanza y se lanzó en picado hacia el agua con la intención de atrapar algún pez con el que saciar el hambre. Es la base de la subsistencia.
Otra gaviota se posó muy cerca de él, silenciosa, tranquila, pero mirando de reojo al humano. Quieta, casi como una estatua durante bastantes minutos, era una agradable compañía para aquel entusiasta de cualquier esencia marina. Entendió que la belleza más profunda no grita, no se impone. Solo aparece ante quien está dispuesto a detenerse, a dejarse vaciar, a dejarse mirar por el mar.
Ramón Alfil
Fotos: Ramón Alfil 

24 julio 2025

Un gesto de agradecimiento

El calor era sofocante aquella tarde de verano. Alba sostenía en sus brazos a su hijo Leo, que llevaba como única prenda un pañal; estaban solos en casa y el rigor de la temperatura tan alta no invitaba a llevar prenda alguna.
El niño, desde su nacimiento, no perdonaba ni una toma, incluso reclamaba alguna que otra extra, fuera de hora, que conseguía con la picardia de un llanto fingido.
Leo era un bebé alegre, regordete, con varias lorzitas en sus brazos y piernas. Su alegría continua y su risa era contagiosa, no paraba de moverse en el regazo de su madre con la energía de un niño que no tenía más preocupaciones que jugar y descubrir el mundo que le rodeaba.
Mientras tanto, en la televisión, se emitía un reportaje sobre el hambre en el tercer mundo. Mostraba a niños con cuerpos extremadamente delgados, con la piel pegada a los huesos, tirados en el suelo o sobre camas deterioradas. Sus ojos reflejaban un sufrimiento profundo, la impotencia de aquellos que han perdido la esperanza. Alba miró la pantalla, con una sensación de tristeza y angustia.
Volvió su mirada hacia Leo, que seguía sonriendo y saltando, sin entender la gravedad del mundo que veía reflejado su madre en la pantalla. Pellizcó suavemente una de sus lorzitas, le miró a la cara y le habló como si de un adulto se tratara: "Hijo, recuerda esto siempre, esos niños darían lo que fuera por tener un poco de lo que tú tienes ahora, comida, salud, hogar, familia, abrazos, tus risas... Cada día de tu vida tienes que agradecer algo. La gratitud transformará la visión de tu mundo y te ayudará a cultivar y mejorar tu interior".
Mucho poso para un bebé, pero Leo se había quedado quieto durante la reflexión en voz alta de Alba; la miró con fijeza y con sus manitas tocó su rostro cariñosamente. Fue un gesto de agradecimiento, sin lugar a dudas.
Ramón Alfil
Foto: Dr. Lyle Conrad / Libre de derechos

18 julio 2025

La teoría de las confianzas

Un relato de la colección que se convertirá en libro

Akira Takeda se había criado en las afueras en un pequeño pueblo rodeado de minas de carbón, en la Prefectura de Yamaguchi, Japón. Sin amigas, casi siempre iba triste. Siendo la menor de siete hermanos, sus padres no sabían cómo hacer para sacarle la expresión facial. Si bien es cierto que la mirada la había desarrollado de tal manera que era como si hablara sin decir palabras. La madre, con la que más tiempo pasaba la niña, no se preocupaba tanto. La veía feliz, pese a su introversión, y con eso se conformaba. Además, la joven tenía la capacidad de que, cada vez que abría la boca para hablar, se hacía un silencio en toda la casa para escuchar lo que decía. Esto era por dos razones; la primera era porque era tan raro oírla hablar que todos querían escuchar esa voz tan a medio camino entre dulce y misteriosa que tenía. La segunda razón tenía más que ver con la gran capacidad de observación que tenía. Siempre estaba escuchando y aprendiendo y eso, unido al coeficiente intelectual que poseía, la dotaba de una sabiduría con la que cargaba cada palabra que salía de ella. El padre les decía a sus hermanos que tenían que anotar las «verdades de Akira», que era como él llamaba a esas sentencias que ella pronunciaba.

15 abril 2024

Los héroes literarios de "Un libro al día"

Hoy he descubiero el blog Un libro al día, un espacio "sobre libros, escrito por gente que le apasionan los libros".
Es digno de elogio que sus colaboradores estén escribiendo durante más de quince años una reseña diaria, lo que significa para sus lectores la posibilidad de poder leer más de cinco mil crónicas. La longevidad de este blog permite a sus creadores y a quienes lo visitamos vivir en la literatura.
Que cada día se escriba sin ánimo de lucro y la perseverancia, no solo requiere una pasión profunda por la literatura, sino también una dedicación constante y una devoción por compartir cultura con otros lectores.
Estos héroes literarios merecen reconocimiento por su compromiso y su impacto en la comunidad lectora. Alegra comprobar que los viejos blogueros nunca mueren.
Ramón Alfil

La lectura de un libro es un diálogo incesante, en el que el libro habla y el alma contesta. André Maurois.

Fotografía: Voltamax / Libre de derechos .

15 febrero 2023

El Quijote según Gustave Doré

Si a cualquiera de nosotros nos pidiesen que hiciésemos un retrato robot físico de cómo era don Quijote y Sancho Panza, supongo que habría una coincidencia de un 85 % en las descripciones. 
De don Quijote no hay duda, “frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro”, pero de Sancho Panza sólo se dice, al final de la primera parte, que era “de cuerpo chico”, nada más, el aspecto horondo con que se le representa viene del subconsciente por ser “gran comilón”.
A la imagen del amo y escudero no cabe duda que contribuyó Gustave Doré. Yo, por mi parte, de la misma forma que el caballero andante imaginaba su mundo, también prefiero imaginarlos tal y como yo los veo, no como otros lo hagan. “Porque has de saber, amigo Sancho, que todas las cosas de este castillo son como de encantamiento”.
Marino Baler

* Marino Baler es colaborador en el Ateneo. Su espacio, aquí.
* Marino Baler es autor del blog "Pensamientos y más cosas".

30 diciembre 2022

¿Y eso para qué?

"El pescador y el empresario"... Cuento o fábula de origen desconocido, aunque predomina la opción de su procedencia brasileña.

Poco más de tres minutos de lectura son suficientes para impulsarnos a reflexionar sobre la ambición, las necesidades y qué es lo prioritario en nuestras vidas.

Dependiendo de lo que uno precise será más o menos esclavo de su existencia, aunque siempre podrá elegir la cantidad de su tiempo que quiere hipotecar.

Un humilde pescador que preguntaba siempre con un "¿y eso para qué?..." hace ver a un próspero empresario que es él quien lleva el traje a rayas y bolas de hierro encadenadas al pie porque busca más de lo que realmente basta.


29 marzo 2022

¡Viajeros y ‘nomófobos’ al tren!

Don Emiliano siempre fue un profesor adelantado al ritmo que marcaba la vida de aquellos felices 70, pero fue dejando la cabeza del pelotón poco a poco con los años, con ese tiempo que nos pasa factura sin distinción de reyes, nobles o vasallos. Entrados de lleno en el siglo XXI el “Tourmalet” tecnológico iba pesando cada vez más en su cuerpo, del reloj digital Casio pasamos todos a pasos agigantados, en pocos abriles, a casi poder ir a tomar café a Marte.
Don Emiliano luce hoy pelo y barba blanca como túnica física de maduración y, a la vez, de experiencia y solera en un hombre que siempre fue honrado, generoso, sincero y leal.
Don Emiliano vino ayer a visitarme en tren; fui de sus primeros alumnos en aquellos 70, lo que da a entender que también estoy en una etapa en la que empieza lo mejor de lo peor, digan lo que digan…
Don Emiliano se mostraba indignado porque en su vagón todos los pasajeros iban enganchados a sus teléfonos móviles con la típica postura de cabeza caída hacia adelante, todos excepto él que disfrutaba del paisaje de naranjos en flor que la ventanilla le brindaba y una señorita bien vestida con una camisa a rayas que leía un libro, tan estática que si no llega a ser por el movimiento de sus dedos al pasar las hojas, el profesor hubiera pensado que era una alucinación.
Don Emiliano estaba acostumbrado a aquellos trenes borregueros en los que la gente miraba por la ventanilla, leía un libro o un periódico, se comía un bocadillo de tortilla fría, se daba teta a un bebé o, simplemente, se ponía a charlar con el vecino.
Cuando le pregunté a Don Emiliano quiénes eran los excéntricos del vagón, si él y la señorita de la camisa a rayas o el resto de pasajeros, no supo contestarme quién iba contra dirección. Yo sí que lo sabía…
Ramón Alfil - En lo mejor de lo peor...

Post scriptum | “La nomofobia (non-mobile-phone-phobia) puede entenderse como un miedo o ansiedad extrema de carácter irracional que se origina cuando la persona permanece durante un período de tiempo sin poder usar su teléfono móvil”.

Imagen: Compartimento C, coche 293 (1938), de Edward Hopper.

14 marzo 2022

Miedo


Y yo sigo teniendo miedo a no tener miedo,
miedo a la puerta que se cierra poniendo final a la visita,
miedo a la única esperanza, a la unívoca verdad de un falso amor,
miedo a la marea de emociones que se lleva las ilusiones,
miedo a la desnudez que muestra lo que no hay,
miedo a la vida sin muerte y a la mente sin alma,
miedo a la guerra, a la violencia, a la inconsciencia,
y yo sigo teniendo miedo a que, sin avisar, hoy no tenga mañana.

Alberto García Santiago
* Alberto García Santiago es colaborador en el Ateneo. Su espacio, aquí.
* Alberto García Santiago es autor del blog "Combatiente literal".

22 febrero 2022

Gracias... merci beaucoup

Lo he leído tantas veces que lo sé de memoria. La primera vez fue en 2006, en la magnífica biografía titulada ‘Ligero de equipaje’ que escribió Ian Gibson sobre el poeta.


La casualidad hizo que en un mes fuese a Collioure por primera vez y estuviese allí, delante de la tumba de Machado y su madre, con ese libro apoyado en el pecho. Era el 9 de julio. No sé si fue suerte o casualidad, pero cuando entré al cementerio no había nadie y tuve la fortuna de estar solo, unos diez minutos, hasta que entraron unos visitantes. Durante ese tiempo pude allí, de pie, frente a la tumba del poeta, recitar en silencio, llorar, trasladarme a Soria, su amada Soria... los sentimientos de aquel día cada vez que llega el 22 de febrero son los mismos; los mismos que tengo mientras escribo esta entrada.
Colliure, 1939. En la noche del 22 al 23 de febrero, las manos de Juliette Figuères se afanan en coser una bandera tricolor: la bandera republicana española que ha de cubrir, al día siguiente, el cuerpo sin vida de un hombre, Antonio Machado, que acaba de fallecer, a las 15:30 horas, después de unos días de agonía, tal día como hoy de 1939. Juliette, que en ese momento tiene 41 años, había sido una de las primeras personas que ayudaron al difunto y su familia cuando arribaron a este hermoso pueblo costero de los Pirineos Orientales franceses, sin que nadie reconociera al famoso poeta.

30 enero 2022

Azorín utilizó las palabras como pinceles para describir la España y los españoles de su época

Hoy me apetecía ver un buen documental...

"José Martínez Ruiz, más conocido como 'Azorín', inventó el nuevo periodismo y revolucionó el lenguaje literario en castellano. Utilizó las palabras como pinceles para describir la España y los españoles de su época. Su pluma se transformó en cámara fotográfica para captar todos los matices de lo que veía, oía y olía. Dio nombre a la Generación del 98, creando una obra literaria que abarca miles de artículos periodísticos, cuentos, novelas, ensayos, crónicas parlamentarias, guías literarias y obras de teatro. El documental 'Azorín. La imagen y la palabra' relata la vida y obra de una figura imprescindible de la Literatura española". Fuente original de este documental.

12 enero 2022

José Luis Garci y Arturo Pérez-Reverte al alimón y un libro... El italiano

El italiano es una novela profundamente "Revertiana", un libro en el que ha rendido tributo a algunas de las pasiones más grandes de su vida: el mar, los libros, la historia, la aventura... Así fue, entre otras aclaraciones, como definió la última obra de Arturo Pérez-Reverte la directora editorial de Alfaguara Pilar Reyes, en un acto que moderó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid el 30 de septiembre de 2021.
A título personal pienso que la cúspide de este evento se alcanzó al reunir en cónclave al autor de El italiano y al cineasta José Luis Garci. Dos viejos rockeros como estos garantizaban la catadura de una charla con el resguardo de la hondura. Uno con su fuente de cultura cinematográfica eterna aliñada con la virtud de ser un gran conversador, y otro con ese empaque de hombre curtido en mil batallas y con uno de los mejores manejos de la lengua española que conozco departieron sobre el libro, la vida, cine clásico, costumbrismo, los clásicos y hasta de canallas y bondadosos...
Una charla como esta necesitaba, sin discusión alguna, quedar archivada en el blog. Espero que la disfruten.
Ramón Alfil
literaturaymar_adl

10 diciembre 2021

Desde la oscuridad


Un semblante despojado de perfil,
ronronea entre la niebla de la madrugada,
sosteniendo su mirada febril,
arremetiendo sin sentido contra un alma apenada.

Valiente oscuridad que apaga la verdad,
que calibra el aliento seco de las patrañas,
mutila la esencia de la libertad,
y remueve el pozo negro de las entrañas.

Alberto García Santiago
* Alberto García Santiago es colaborador en el Ateneo. Su espacio, aquí.
* Alberto García Santiago es autor del blog "Combatiente literal".

20 noviembre 2021

Sin ansia de reconocimiento

Tuve en un tiempo un maestro que hoy es mi amigo, eventualidad que se ha robustecido con los años. Aprendo más de él como amigo que como maestro y no porque fuera peor docente que compañero, sino porque la sazón de mi entendimiento ha mejorado mucho desde mi época juvenil a hoy.
Ha sido profeta en su tierra, casi sin quererlo porque, como me ha comentado más de una vez, no puso la mano ni el culo. Es un caso poco común que alguien con carencia de ansia de reconocimiento llegue a ser un peso pesado en su pueblo natal.
Hoy disfruta con dignidad contemplando la vida desde una atalaya distanciada de la incertidumbre que rodea al ser humano y alejado del mundanal ruido en una gran urbe, por incongruente que parezca.
Atrás quedan los pueblos que empobrecen y envilecen porque están llenos de vanidad de vanidades, atrás queda el absurdo del placer mundano de ser reconocido y atrás quedan los pensamientos de un sábado otoñal como hoy.
Ramón Alfil - En lo mejor de lo peor...

Foto: Jeune homme à sa fenêtre, obra de Gustave Caillebotte (1848 - 1894)

07 noviembre 2021

Flores secas

Acumulaba sueños que convertía en versos que nadie publicó, que guardaba en el cajón de la cómoda y que el día de su desaparición voluntaria dejó olvidados voluntariamente, como bien decía en su carta de despedida.
Han pasado ya dos años, seis meses y cuatro días desde que encontré aquél sobre apoyado en el jarrón con seis rosas que daba la bienvenida en el aparador de la entrada al 2º B de la Calle del Pez, 9. Fue mi primera visita a Madrid y la primera vez en que todos mis sentidos se inundaron de tristeza nada más poner el pie en una casa.
A día de hoy sigo haciéndome dos preguntas, la primera ¿dónde está Javier? y la segunda ¿dejó toda su amargura en aquel piso o solo dejó la que no cabía en su equipaje?
En esta historia hay trece palabras, que ya son tan parte de mi, como el recuerdo del olor a humedad y flores secas que abordaron mi pituitaria mientras abría el sobre y leía la voz de Javier…

“No me busquéis,
necesito encontrarme,
escribir una nueva página,
provocar mi definitivo desarme”
Alberto García Santiago

* Alberto García Santiago es colaborador en el Ateneo. Su espacio, aquí.
* Alberto García Santiago es autor del blog "Combatiente literal".

27 octubre 2021

Guerra íntima


Se declaró una guerra, mientras compartían un manojo de intimidades, mesas con velas que iluminaban sonrisas, sábanas que desnudaban el alma, y cuatro mentiras piadosas que jugaban al escondite con el pasado.
La batalla enfrentaba la insidia de un ayer todavía en la retina, con la improbable posibilidad de reincidencia, de un déjà vu que desarmara la fortuna de un presente que no contempla la felonía.
Solo un hombre en la batalla, con la firme convicción de que la única verdad de esa guerra es que solo puede haber un vencedor o un vencido.
Alberto García Santiago

* Alberto García Santiago es colaborador en el Ateneo. Su espacio, aquí.
* Alberto García Santiago es autor del blog "Combatiente literal".

17 septiembre 2021

Palabras abandonadas

El desánimo se había empadronado en aquel corazón, que tras varias reanimaciones parecía no tener ganas de seguir librando batallas. Y es que poco a poco, había preferido acompañarse de la soledad y dejar que el tiempo fuera diluyendo en la monotonía aquella intención que había convertido en luz una amalgama de propósitos apagados y escondidos entre el polvo de la apatía.
No sabía poner fecha al momento en el que todo comenzó a desmoronarse, no recordaba cuando aceptó la pasividad, como detonante de un desahucio que nadie pudo prever. Solo era consciente de que en lo más profundo, algo se estaba apagando y que la tristeza no llegaba a consolidar lágrimas de desahogo y si, un desinterés que poco a poco emergía para hacer sombra a los recuerdos almacenados en el cajón del amor incondicional.
Desatendió sus relaciones sociales, prescindió de sus santuarios, abandonó las palabras, se quedó a solas con sus mudas reflexiones y pensamientos. Esquivo y huraño, fue construyendo una vida sin afectos llena de instantes insípidos, melancólicas jornadas y angustiosas noches en las que vertiginosamente se fueron muriendo sus ganas de vivir.
Alberto García Santiago

* Alberto García Santiago es colaborador en el Ateneo. Su espacio, aquí.
* Alberto García Santiago es autor del blog "Combatiente literal".

25 agosto 2021

Perdiéndolo todo



Esa tarde comenzó bebió un poco de su orgullo, de sus celos y antes de tocar fondo pegó unos tragos de la poca moralidad de la que hacía gala, y gritó libertad, creyendo que el falso estado de ánimo provocado por la embriaguez, le convertía en la persona que quería ser.
El primer tropezón al ir al baño le hizo sospechar que no todo era tan real, de camino de vuelta a la terraza se saltó un escalón que le removió todo el chasis, pero el golpe definitivo a su arrogancia, se lo dio Natalia cuando, poniéndole la mano en el pecho rechazó un beso directo a los labios, que pretendía ser el regalo con la que el macho ibérico marcaba a cada una de las piezas de su rebaño.
Esa tarde comenzó a perder y hoy no tiene con quien beber.
Alberto García Santiago

* Alberto García Santiago es colaborador en el Ateneo. Su espacio, aquí.
* Alberto García Santiago es autor del blog "Combatiente literal".

11 agosto 2021

Azorín persiste como ruido de fondo

Uno de los espacios con los que mantengo un compromiso personal de visitar a menudo es el canal de YouTube de la Fundación Juan March. Al descubrir una conferencia de casi una hora sobre Azorín no he dudado en esperar el mejor momento del día, el más tranquilo, para disfrutarla.
Azorín es una de mis asignaturas pendientes, he leído poca obra pero sus descripciones refinadas, un estilo muy personal y la fuente intelectual que emana me incitan a bucear más en su creación literaria, que se nota que fluye de un hombre cultivado.
Mi otro yo pica con la espuela, obstinado, mi sentimiento literario; no tendré más remedio que arrancar. Al respecto del título de esta entrada, de momento, como ha dicho Domingo Ródenas de Moya, Azorín persiste como ruido de fondo. Ya es...

"El crítico literario y catedrático de Literatura Española Domingo Ródenas de Moya aborda la vigencia del legado del escritor José Martínez Ruiz, Azorín (Monóvar, 1873-Madrid, 1967). Buscando trascender la decadencia intelectual de su tiempo, Azorín ambicionó explorar la vigencia del pasado y los valores del carácter español, lo que plasmó en sus ensayos dedicados a la tradición y los clásicos literarios de los Siglos de Oro. También en esta primera conferencia se resalta la recuperación por Azorín de voces y expresiones de la oralidad, la creación de un idioma propio y su exploración de la novela como género". Fuente original de esta entrada.