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30 diciembre 2021

La obertura de Parsifal nos aleja del bravío e indomesticable Wagner

Si hay una ocasión propicia para amar la música no es otra que la de escuchar la obertura de la ópera Parsifal, de Richard Wagner. La calma se encuentra en el centro de esta pieza musical, para encontrarla tan sólo hay que estar distante de cualquier periferia mundana y escuchar...
Este preludio se aleja del bravío e indomesticable Wagner para mostrarnos su cara oculta más espiritual y delicada.

La anécdota y el capricho del destino

El músico y humanista Ramón Gener, tal como cuenta en 'Un viaje por el arte y la música a través de las emociones', compró una partitura de Parsifal el 1 de noviembre de 1991 en Hamburo y, desde entonces, cada día de su vida, la lleva en una mochila que le acompaña allá donde va, "no está en casa con mis otras partituras, está siempre en mi mochila, para que pueda acceder a ella en cualquier momento".
Gener dejó la música por dos veces en su juventud y antes de ser atrapado por tercera vez, durante todo ese tiempo en el que estuvo alejado de la música, "Parsifal y el motivo de la búsqueda del Grial me estuvo acompañando todos los días. Y yo, todos los días antes de irme a dormir, escuchaba esto [...] El Grial me vino a buscar a mí, me salvó la vida y me sirvió para pensar en el propósito, en el '¿qué?'".



Imagen que acompaña a esta entrada: final del acto III en la producción original de Parsifal (1882); ilustración de Paul von Joukowsky.

13 julio 2021

Un adagio perseguido por la sombra de la muerte


El Adagio para cuerdas (1938) es una obra musical de las que me llevaría a una isla desierta sin dudarlo. Samuel Barber, su compositor, lamentó siempre que su creación fuera asfixiada en funerales y recordatorios. No pudo luchar contra esa corriente, era más impetuosa que su propio estímulo de respuesta. Hasta tal punto llegó su obsesión que, según Almudena Martín Castro, "Barber pidiese excluirlo de su propio funeral. Carlo Menotti, su pareja de toda la vida, se aseguró de que así fuera: durante la ceremonia sonaron corales de Bach, otras obras de música vocal de Barber, un madrigal del propio Menotti… ni rastro del Adagio".
El Adagio para cuerdas es un itinerario constante de elevación del espíritu en el espacio, una línea continua armoniosa, dulce... Su encasillamiento necrológico es un grave error.
Ramón Alfil


Una noche de verano en Viena es el mejor escenario para escuchar el adagio de Barber. Interpreta la Orquesta Filarmónica de Viena, dirigida por Gustavo Dudamel y con la pianista Yuja Wang como solista.

Detalles y caprichos del Adagio para cuerdas, de Samuel Barber

En enero de 1938, Barber envió la pieza a Arturo Toscanini. El director devolvió la partitura sin comentarios, y Barber se molestó y evitó a este director. Posteriormente, Toscanini hizo saber a Barber, a través de un amigo, que tenía previsto interpretar la obra y que la había devuelto por el simple hecho que ya la había memorizado.

En 2004, la obra maestra de Barber fue elegida como la «obra clásica más triste», por los oyentes del programa BBC's Today.

La pieza acompañó el anuncio radiofónico de la muerte de Franklin Delano Roosevelt y también una ceremonia celebrada en el World Trade Center para conmemorar la pérdida de miles de personas en los ataques del 11 de septiembre de 2001.


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10 mayo 2021

Goyescas… El mano a mano entre Goya y Granados


Enrique Granados: “En Goyescas he concentrado toda mi personalidad: me enamoré de la psicología de Goya y de su paleta; por lo tanto, de su maja, señora; de su majo aristocrático; de él y de la duquesa de Alba, de sus pendencias, de sus amores, de sus requiebros; aquel blanco rosa de las mejillas, contrastando con las blondas y terciopelo negro con alamares; aquellos cuerpos de cinturas cimbreantes, manos de nácar y carmín, posadas sobre azabaches, me han trastornado”. Carta a Joaquín Malats.

El éxito del estreno en el "Met" de Goyescas llevó indirectamente a la muerte de Granados. Fue invitado por el presidente Woodrow Wilson para que interpretase un recital de piano en la Casa Blanca, lo que hizo que pospusiera su regreso a España. Granados y su esposa perdieron la vida el 24 de marzo de 1916 cuando su barco, el vapor francés Sussex, fue torpedeado por un U-boat alemán en el Canal de la Mancha.


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