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10 junio 2024

Se están cargando el diario El País


El martes 4 de mayo de 1976 vio la luz el primer número del diario El País. España era democráticamente imberbe y los jóvenes de entonces vivíamos de una paga dominical bastante limitada, pero al menos un par de veces a la semana apartaba los dos duros que valía el periódico.
Debajo del brazo o en el portafolios me acompañó en el instituto y en la universidad. Crecí y cambié de costumbres; con El País solía, en muchas ocasiones, desayunar o comer si estaba solo, hábito que provocó algunos manchurrones de café o aceite de la ensalada, ya que era difícil ensamblar en el poco espacio de una mesa viandas, cubiertos, vasos, botellas y el diario abierto de par en par.
El País era independiente, plural y cada vez más global, sobre todo conforme se iba desarrollando la transición del papel a los dispositivos digitales.
De repente, en pocos años, El País cambió de rumbo y fue perdiendo esa cualidad de contenidos plurales y ese carácter independiente. Empezaron a aparecer editoriales y firmas que vendían ideología, según mi criterio. A pesar de ello, me suscribí a la edición digital de pago porque, después de media vida, no podía ser infiel, hubiera sentido culpa y remordimiento. No obstante, ante la avalancha y persistencia diaria de enfoques monotemáticos, mi paciencia como lector ha concluido hoy al no renovar la suscripción. No me gusta que me indiquen qué tengo que pensar.
Buena parte del periodismo actual, y ya no hablo en concreto de El País, es servil, hinca la rodilla por un jornal. David Jiménez, en una entrevista reciente, ha puesto el dedo en la llaga y hurga en la realidad: "Muchos periodistas de este país se levantan por las mañanas, se ponen la camiseta de su equipo y... ¡a defenderlo! [...] Da mucho dinero desinformar".
Ramón Alfil